RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

jueves, 21 de noviembre de 2013

"ES EL HOMBRE EL QUE ESTÁ EN CRISIS, NO EL CRISTIANISMO"

 
David Ortega Mena, autor de "Salvación y vida eterna"

TEOLOGÍA FUERTE FRENTE
A LA CRISIS TOTAL DE OCCIDENTE
 
 
UNA ENTREVISTA A DAVID ORTEGA MENA, AUTOR DE "SALVACIÓN Y VIDA ETERNA. CLAVES BÍBLICAS Y TEOLÓGICAS DE DOS CONCEPTOS ESENCIALES DEL CRISTIANISMO".
Por Carlos Marrero
 
 
David Ortega Mena (Barcelona, 1968) está casado y es padre de tres hijos. Es licenciado en Ciencias Religiosas por la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid) y, a lo largo de veinticinco años, trabajó en su propia empresa, mientras compaginaba su trabajo con los estudios en la UNED, en la Universidad Católica San Vicente Mártir de Valencia y en la Escuela de Letras de Madrid. En la actualidad se dedica a la docencia y a escribir, publicando diversas monografías de relatos y recientemente ha publicado un libro titulado “Salvación y vida eterna. Claves bíblicas y teológicas de dosconceptos esenciales en el cristianismo”. Nos ha concedido en primicia esta entrevista para RAIGAMBRE, respondiendo amablemente a nuestras preguntas. Después de muchos extravíos, la Teología tradicional retorna con bríos para dejar bien claro que las modas pasan, pero no pasarán nunca la doctrina firme y tradicional, por mucho que algunos hayan pretendido suplantar "salvación" por "liberación" (en una de las muchísimas perversiones lingüísticas que han de ser corregidas).
RAIGAMBRE: El título de tu libro es suficientemente explícito: “Salvación y vida eterna. Claves bíblicas y teológicas de dos conceptos esenciales en el cristianismo”. No es lo común encontrarse con libros de teología en un mundo como el nuestro y, cuando uno halla alguno, se puede encontrar los títulos más pintorescos, pero hace tiempo que la teología de moda pareciera rehuir las postrimerías: El hombre contemporáneo que parece que lo sabe todo, ¿sabe de verdad que hay una salvación y una vida eterna?
David Ortega Mena: El hombre actual, acumula excesiva información y no discrimina la honestidad, la veracidad y el origen de la misma. El cientificismo, el positivismo, el tecnologismo, no pueden reconocer jamás el fin último del hombre ni la razón por la que Dios nos ha creado. Por lo tanto, es un ser sin una proyección intelectual trascendente. Vive inmerso en una gran confusión, que le provoca un escepticismo existencial y una postura relativista frente a lo trascendental. En este sentido, pienso que el hombre de hoy se escandaliza cuando se le habla de términos como “salvación” o “resurrección”. Carece de unos conocimientos mínimos en aspectos metafísicos, que le concedan una capacidad intelectual honesta sobre la fe en la vida eterna y en la resurrección.
RAIGAMBRE: Dicen que el cristianismo está en crisis: incluso los hay que hablan de sociedad postcristiana. ¿Es cierto que el cristianismo esté en crisis? ¿Es verdad que estamos en una sociedad postcristiana?
David Ortega Mena: Es el hombre el que está en crisis, no el cristianismo. «Dios no pierde batallas», decía un santo español contemporáneo. El hombre actual está en una crisis moral, espiritual, ética e intelectual. Esto, por supuesto, se refleja en la sociedad, en la política y en la cultura, que - evidentemente - también padecen esas carencias. El cristianismo sufre desde sus inicios persecución e incomprensión, porque sus enemigos le temen, - esto es consecuencia de los signos de los tiempos -, pero la salvación redentora de Cristo presente en la Iglesia, jamás puede entrar en crisis.
Otra cuestión, es que vivamos en una sociedad «descristianizada, secularizada», fruto de una interpretación errónea de la humanidad, que parte de la Ilustración, la Revolución Francesa, las filosofías ateas y materialistas, el modernismo, etc… Esto ha dañado a la Iglesia, pues han surgido en su seno movimientos secularizantes e interpretaciones políticas y psicológicas que han sustituido el término salvación por el de liberación, cayendo – desgraciadamente – en distintas herejías.
Tampoco creo que estemos en una sociedad postcristiana, porque para ello tendría que haber desaparecido previamente la Iglesia, y es evidente que no es así. Si alguna vez tuvo que fracasar el cristianismo fue tras la muerte del Jesús histórico, pero vemos como Cristo resucita y en Pentecostés - con la fuerza del Espíritu Santo - surge la Iglesia y así, hasta hoy.
RAIGAMBRE: En lo que llamamos Occidente, la Cristiandad parece retornar a las catacumbas merced a políticas cada vez más hostiles a la religión, sin embargo, en los países del Este (Rusia y los países, otrora satélites de la Unión Soviética, al otro lado del Telón de Acero) parece que asistimos a un renacer del cristianismo, aunque sea bajo su forma ortodoxa. ¿Por qué crees que en Occidente retrocede el cristianismo, hasta convertirse en un apestado y en el Este se produce ese gran retorno de la espiritualidad cristiana?
David Ortega Mena: Hay varias razones. En primer lugar, la Iglesia Ortodoxa no ha sufrido ese proceso de secularización que tanto ha erosionado a la Católica, sino que se ha mantenido celosa de su tradición espiritual y litúrgica. Han conservado con fervor las esencias milenarias de la sucesión apostólica, sin consentir intromisiones laicistas ni permitir interpretaciones secularizantes que alejen a los fieles de la recta doctrina transmitida desde los Padres de la Iglesia. En segundo lugar, en estos países del Telón de Acero, el comunismo ha perseguido la Fe cristiana con una voracidad satánica. Como hemos dicho antes, Dios no pierde batallas y esta persecución se ha convertido en una gracia que ha dotado a esos pueblos de una valentía extraordinaria a la hora de oponerse al comunismo ateo. Esto, ha supuesto un gran testimonio de fe dado por hombres y mujeres con nombres y apellidos. En este caso, no sólo hablaríamos de los ortodoxos, pues la católica Polonia también es buena muestra de ello.
RAIGAMBRE: Muy buena la precisión sobre Polonia, testimonio de una Iglesia Católica que ha permanecido pese a las persecuciones y que todavía resiste frente los embates de la occidentalización laicista. Pues a diferencia de los países del Este (tanto de tradición católica como ortodoxa) aquí, en lo que denominamos Occidente, el laicismo hostiga al cristianismo, mientas que tolera cualquier otra religión o falsa religión, como eso de la Nueva Era. Sin ir más lejos, en España, donde las relaciones entre Iglesia y Estado siempre han sido tirantes, se ha convertido en un atavismo de la izquierda el acoso a la Iglesia católica, mientras no muestra la misma hostilidad por otras confesiones o religiones. Uno de los objetivos a derribar que se han propuesto desde hace tiempo es la asignatura de Religión Católica. Primero, la rebajaron en los programas educativos y ahora hablan abiertamente de eliminarla de la escuela pública. Pero, al margen de ello, ¿puede decirse que se ha enfocado bien la asignatura desde el frente católico?
David Ortega Mena: La asignatura de Religión Católica está orientada a interculturizar la Fe, es decir, introducir el Evangelio en la cultura. Creo que no se puede ni se debe generalizar, pero hay un complejo inexplicable en ciertos sectores católicos por consentir y admitir directrices y patrones pedagógicos y educativos procedentes de modelos laicistas y secularizantes. Parafraseando a Samaniego en la fábula del perro y el cocodrilo, yo diría que seguir del enemigo el consejo es un error mortal, pero a la vez habría también que depurar responsabilidades. Me refiero, a que hasta alguna editorial católica en los libros de texto de Religión, trata ciertos temas de forma disparatadamente arbitraria, diluyendo el pensamiento filosófico cristiano y consiguiendo subrepticiamente ignorar el auténtico contenido curricular. Por ejemplo, el proyecto curricular de la asignatura de Religión Católica no incluye el estudio de los chackras, ni define a la Iglesia como una especie de O.N.G., ni deja una puerta abierta al aborto; pero se consiente que estos anacronismos aparezcan en los libros de texto.
RAIGAMBRE: Famosa fue la frase de Manuel Azaña que decía: “España ha dejado de ser católica”. En 1936 se demostró que Azaña estaba muy equivocado al pronunciar esa frase. Pero, pasado el tiempo, cuando estamos en el año 2013 queremos preguntarte: ¿España ha dejado de ser católica?
David Ortega Mena: España no ha dejado de ser católica. Podríamos decir que España ha pasado de ser un país profundamente católico, a mantener una religiosidad natural que se manifiesta únicamente en aspectos folcklóricos, llegando a episodios - lo digo con dolor -, exóticos, por no decir obscenos. ¿Quién vive la Semana Santa de forma - por decirlo de alguna manera - evangélica? Y la Navidad, ¿quién busca que la Navidad le sirva para acercarse al misterio de la Encarnación? Irónicamente, podríamos decir que los que tocan el tambor en las procesiones de Semana Santa, para buscar la paz interior tras las largas procesiones, se leen algún libro de autoayuda “Made in USA”. Y los que participan en los belenes vivientes, el día de Navidad se intercambian regalos en el salón de casa, presidido por Santa Claus.
España es hoy un país de misión. Hace falta evangelizar, porque si en los países del Este la persecución ha sido manifiestamente brutal, en occidente ese acoso ha sido más sutil, más silencioso, pero más constante y efectivo. Ha sido un proyecto de ingeniería social, psicológica y cultural, que ha vaciado el auténtico contenido evangélico del que gozaba nuestra sociedad.
RAIGAMBRE: Según tu criterio, ¿qué podemos hacer los católicos para recristianizar España?
David Ortega Mena: Hace falta, como acabo de decir, una evangelización seria, que atienda la realidad espiritual, antropológica y existencial del hombre actual. Hay que colocar a Dios en el centro de nuestra realidad. Nuestra sociedad está demandando a gritos que necesita sentir a Cristo cerca. Un punto clave – bajo mi criterio – es el sacramento del perdón. La confesión ha desaparecido de muchas parroquias. Muchas patologías del hombre actual son realmente enfermedades espirituales, causadas por un daño moral que no se repara, por lo que no nos podemos sentir reconciliados con el Padre. Los psicofármacos, y los psicoanalistas no pueden reconstruir un alma desgarrada. Esto, para mí sería un primer paso para que mucha gente volviera a sentirse escuchada por Dios. Evidentemente, el proceso de evangelización precisaría otras muchas más acciones. Hay, por ejemplo, muchos casos de personas que hacía años no pisaban un templo y, gracias a las exposiciones permanentes del Santísimo, se están acercando de nuevo a la Iglesia. También habría que revisar la acción pastoral de los sacerdotes ordenados, hay que cuidar su verdadera misión, pues en muchos casos no asumen una labor pastoral estricta, creando desmotivación y falta de confianza hacia ellos.
RAIGAMBRE: ¿Cuál es tu opinión sobre Benedicto XVI?
David Ortega Mena: Benedicto XVI ha sido testigo en primer plano de cómo el humo de Satanás se estaba introduciendo en la Iglesia. Vuelvo a insistir en la secularización y en una pastoral alejada de la espiritualidad de la tradición de la Iglesia. Los enemigos del catolicismo, han aprovechado perversamente la implantación del Vaticano II para destruir la conciencia de los fieles, utilizando herejías muy antiguas, que nos trasladan a Nicea y al arrianismo.  Apartar la persona divina de Jesús, del Cristo escatológico, transformándola en una visión meramente política, de contenido social. Así, han logrado vaciar la conciencia de muchos fieles y también de algunos sacerdotes y religiosos, creando un cristianismo sin Cristo Redentor. Este aspecto es el que yo destacaría de Ratzinger. El recuperar el auténtico sentido del Concilio Vaticano II.
RAIGAMBRE: ¿Cuáles debieran ser, según tu criterio, los aliados de la Iglesia Católica en este mundo contemporáneo?
David Ortega Mena: Los medios de comunicación de masas, la educación, la universidad, los colegios profesionales (médicos, juristas, periodistas, etc…), entre otros sectores, son imprescindibles para que el mensaje evangélico se interculturice en nuestra sociedad. La sociedad necesita a Cristo, precisa introducir  en sus venas el flujo sanguíneo de la Revelación y eso es una labor, como bien afirma el Vaticano II, fundamentalmente, de nosotros, los laicos, en todos los aspectos sociales.
RAIGAMBRE: Según tu opinión, ¿cuáles son los problemas más urgentes que tiene que atender la Iglesia católica en lo interno? ¿Y en lo exterior?
David Ortega Mena: En lo interno, es preciso que los sacerdotes se dediquen a su pastoral con una vocación celosa para impartir los sacramentos, algunos casi olvidados, como la confesión. Hemos de ir desterrando los abusos que nos han hecho caer en una secularización, que ha perjudicado tanto a la pastoral como a la liturgia. Los laicos, por nuestra parte, hemos de introducirnos en todos los sectores sociales, sin prejuicios, para poder renovar esta sociedad descristianizada. Es necesario que seamos capaces de dar testimonio de fe en cualquier ambiente, tal como lo hicieron los primeros cristianos.
En lo externo, la Iglesia tiene suficiente prestigio, para reclamar el derecho a la vida (aborto y eutanasia) como derecho inalienable. Tanto en foros nacionales como internacionales, la Iglesia debe ser el faro que ilumine una ética y una moral en conflictos y beligerancias, hambrunas, injusticias y desigualdades entre países ricos y pobres.
Nos despedimos de David Ortega Mena, esperando que prosiga escribiendo y publicando libros tan imprescindibles como “Salvación y vida eterna”; un libro que nos permite recordar verdades de fe que algunos han olvidado en la balumba de artificiales e insustanciales cuestiones en las que, de un tiempo a esta parte, se han metido de cabeza tantos sedicente teólogos. Contra esas corrientes que adulteran la teología y se apartan de los caminos seguros y rectos de la doctrina tradicional se alzará incólume siempre la voz de la Tradición, aquello que no pasa de moda por no ser una simple "moda". David Ortega Mena ha recurrido a las fuentes más prístinas de la Tradición y el Magisterio de la Santa Madre Iglesia y es algo que sus lectores agradecerán. Para todos los que quieran refrescar las verdades que no pueden ser olvidadas recomendamos encarecidamente “Salvación y vida eterna”, agradeciéndole a David Ortega su libro y el tiempo que nos ha dedicado a atendernos para esta entrevista






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