RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

martes, 28 de enero de 2014

RIP BLAS PIÑAR



Esta madrugada nos ha dejado Blas Piñar, y la verdad es que estamos muy consternados, porque se nos ha ido un gran patriota. El que de lejos fue el mejor orador de aquellos aciagos años de la transición, aquél que ponía nerviosos a tirios y troyanos porque no necesitaba un papel por delante para expresar sus brillantes ideas, que fueron proféticas ante la debacle de un país que a día de hoy es, según sus propias palabras, un "manicomio autogestionado".

Blas Piñar fue un patriota con todas las de la ley. Un hombre de una cultura superior, de una valentía que no conocía el desaliento. Fue de los pocos que entendió que hay que trabajar desde la base, desde la cultura, y desde el Instituto de Cultura Hispánica, promovió las más excelsas iniciativas para hermanar a la Hispanidad desde el espíritu, el fondo y la forma. Su valiente artículo "Hipócritas", denunciando a la farsante propaganda angloamericana, le costó el puesto y algunas enemistades y ostracismos de un régimen al que juró una obediencia regia. Viendo cómo se desguazaba por propios y extraños, su férrea posición constituyó el altavoz de un pueblo que era consciente de que iban a abortar el renacimiento de una patria que tenía hambre y sed de justicia, y que no quería volver a sus peores demonios.

Ante tantos insultos recibidos de todas partes, D. Blas no respondió sino con una caballerosidad incólume, santo y seña de la exquisita educación de un combatiente abnegado, herencia que han recibido sus descendientes como magnífico tesoro.

Ahora D. Blas velará por nosotros desde arriba, que falta nos hace.


Desde esta revista cultural hispánica, mandamos nuestro más sentido pésame a su familia, sabiendo todos, hermanos en Cristo, que la muerte no es el final, y como D. Blas decía enérgicamente, reiteramos: ¡Adelante españoles, sin miedo a nada ni a nadie, por la fe y por la patria, las banderas en alto! ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España!





Requiem aeternam dona ei Domine.
Et lux perpetua luceat ei.
Requiescat in pace.
Amen.


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