RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

jueves, 10 de abril de 2014

"EL ALMA DE ESPAÑA ES SU PROPIA MÍSTICA"

Edgar Allison Peers
 
 
EDGAR ALLISON PEERS, UN HISPANÓFILO INGLÉS.
Por Manuel Fernández Espinosa
 
“El alma de España es su propia mística”, así escribía Edgar Allison Peers en su libro “El misticismo español”. ¿Quién era Edgar Allison Peers?
Destacando de entre la pléyade de hispanistas que compone el elenco de ingleses dedicados a estudiar España habría que hacer lugar de honor a Edgar Allison Peers (1891-1952), cuya carrera académica llegó a su cénit con la cátedra de Gilmour de Español en la Universidad de Liverpool. Como hemos indicado en algunas ocasiones, son las razones más varias, también las más bastardas, las que forman a un “hispanista” inglés: desde la legítima curiosidad antropológica hasta el espionaje político; pero en el caso de Edgar Allison Peers tenemos que hacer una excepción. Nos encontramos ante un hombre honesto que sintió una profunda y sincera simpatía por España y ello sin que parecieran mediar intereses inconfesables de las agencias de inteligencia. En 1923 creó el prestigioso “Bulletin of Hispanic Studies” y no se conformó con estudiar el castellano, sino que incluyó entre sus estudios el portugués y el catalán. Tradujo a Raimundo Lulio, a San Juan de la Cruz, a Santa Teresa de Jesús y en 1934 fundaba el Institute of Hispanic Studies de Liverpool. Estuvo en varias ocasiones en España, pero en 1920 visitó Sevilla y escribió un libro “Royal Seville”. De Sevilla dice Allison Peers: “No hay otro lugar como Sevilla. Para mí al menos es la ciudad perfecta”. Parece ser que los sevillanos fueron los “culpables” de que firmara sus libros como “E. Allison Peers”, evitando su nombre Edgar, dado que con la guasa que caracteriza a los hispalenses le llamaban “Edgar Allan Peers” cuando no “Edgar Allison Poe”.
Cuando se nos habla de hispanistas británicos siempre se nos cita a Gerald Brenan o a Ian Gibson, sin embargo Edgar Allison Peers es prácticamente un desconocido para el gran público español. Sus intereses filológicos y literarios se centraron sobre todo en el misticismo español (la traducción de las obras completas de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, del castellano al inglés, son sendos monumentos imperecederos de este hombre cabal), además de competente traductor, Allison Peers realizó una meritoria labor como estudioso de nuestra religiosidad: “Studies of the Spanish Mystics” y “Spain, the Church and the Orders”. No sólo la ascética y la mística española llamó su atención, en 1940 escribía un enjundioso ensayo sobre el romanticismo en España en el que negaba que se hubiera producido un auténtico romanticismo peninsular: “The History of the Romantic Movement in Spain”.
Sin embargo, pese a la lealtad que nos tuvo, su obra apenas está traducida al español y su figura ha sido olvidada. Con mucha probabilidad este olvido proviene del sectarismo ideológico que por todos los medios trata de ocultarnos las opiniones poco convenientes al pensamiento único. Cuando en 1936 estalla la Guerra Civil, Edgar Allison Peers, amigo de España, publica una serie de libros que tratan de exponer a la opinión pública inglesa y mundial la problemática española: “The Spanish Tragedy” (1936), “Catalonia infelix” (1937) “The Spanish Dilemma” (1943) y “Spain in Eclipse” (1943). Estos libros no se los perdonaría el sectarismo ideológico y esa es la razón de su postergación.
Para cerciorarse de la buena voluntad y la hispanofilia de Edgar Allison Peers basten estos renglones: “No podrá tampoco el viajero contentarse con la España de leyenda, de “leyenda negra” que ha hecho tanto en nuestro propio país [Inglaterra] para obscurecer la grandeza del que ha sido su víctima”. Edgar Allison Peers llegó a vislumbrar la médula mística de España: “el alma de España es su propia mística”. Supo ver más allá de los prejuicios inculcados en su medio nativo, aproximándose con serenidad erudita a nuestra literatura ascética y mística. Quedó deslumbrado por las cumbres que habían escalado las almas alpinistas de Santa Teresa de Jesús, de San Juan de la Cruz, de San Juan de Ávila, de San Alonso de Orozco y empleó su vida a estudiarlos, a traducirlos y difundirlos.
Dios le haya premiado con su gloria el servicio que Edgar Allison Peers prestó a Dios y a España. Nosotros solo podemos pagarle con nuestra gratitud y con este humilde homenaje que quiere llamar la atención de los lectores hispanohablantes por un inglés que supo de España más que algunos españoles.

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