RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

sábado, 10 de mayo de 2014

LA GESTA SILENCIOSA DEL MÉXICO CONTEMPORÁNEO



 
¿POR QUÉ SE COMBATE EN MÉXICO?
 
 
Por Manuel Fernández Espinosa
 
 
Los conflictos más aparatosos son los que acaparan las portadas y las páginas de los periódicos: Siria, Ucrania, etcétera. De ellos, muchas veces con riesgo de los reporteros de guerra, estamos suficientemente informados, pero ¿qué pasa con las guerras silenciosas? Hay guerras en el mundo contemporáneo de las que no se habla y, ya se sabe, que en un mundo como el nuestro aquello de lo que no se habla es como si no existiera. Decimos bien: "Como si no existiera". Pero por desgracia para millares y millares de seres humanos oprimidos, existen estas tragedias. Una de esas guerras (de las que no hablan los telediarios) es la que sostiene el valiente pueblo mexicano contra el narcotráfico.
 
Es como si los conflictos armados, por truculentos que sean, no fuesen considerados como bélicos a menos que la lucha se establezca entre países distintos o entre ideologías enfrentadas. Sin embargo, las guerras civiles no siempre estallan ni se desarrollan por motivos manifiestamente ideológicos. En los países que se consideran "civilizados" la lucha que se le hace a las mafias (que, por ejemplo, trafican con estupefacientes) suele ser protagonizada por las fuerzas de seguridad y orden público: puede haber casos episódicos de corrupción policial y hasta judicial, pero no es lo normal. Y el asunto, muchas veces, no pasa de la consideración de delitos contra la salud pública. 
 
La lucha contra el narcotráfico en los países iberoamericanos es mucho más compleja, dada la misma complejidad de esas sociedades donde lacras como la pobreza y la incultura parecen no erradicarse. Muchas veces las fuerzas estatales de seguridad son compinches de las mafias, la judicatura también está en connivencia con las mafias y las más altas instancias políticas no dejan de ser cómplices de los poderosos tentáculos del narcotráfico. Así las cosas, los más pobres sufren la indefensión y tienen que luchar por su sobrevivencia... O resignarse a una vida en régimen de práctica esclavitud. En México está pasando algo así. El asunto es asaz complejo y no debiera ser abordado de un modo simplista, pero merece que nos aproximemos al tema puesto que, como españoles, nada hispanoamericano  puede sernos indiferente. En España apenas disponemos de información sobre esta atroz y sorda guerra que se está dirimiendo en México. A poco que sepamos de su historia, podemos afirmar que la Historia de México arrastra una larga secuencia de conflictos.
 
¿Por qué esta cadena de calamidades públicas? Algunos "antropólogos" y pseudo-historiadores explican la conflictividad de estas sociedades, como la mexicana, culpando a la colonización española que, según piensan ellos, resultó fatal para el futuro de aquellas naciones: se desliza así el prejuicio racista que supone que los países colonizados por otros pueblos europeos (más avanzados que el español) ha dado sociedades mucho más "civilizadas" y prósperas. Salta a la vista el racismo que incuba semejante interpretación, además del simplismo insatisfactorio.
 
Nuestros hermanos mexicanos están defendiéndose desde hace más de un siglo de algo que, bajo las más diversas máscaras, es una fuerza colosal que trata por todos los medios de sembrar el caos en México. Y ese caos tiene una finalidad: la de neutralizar el enorme potencial que México tiene como nación hispana, capaz de liderar a las demás naciones centro y sudamericanas y plantear en el futuro un bloque geopolítico hispanohablante y mayoritariamente católico. Ayer era el PRI, hoy es el narcotráfico... Puede cambiar el nombre y pueden trocarse los apellidos, pero lo que siempre permanece bajo todas las tiranías institucionalizadas o clandestinas es el sello de las sociedades secretas y ocultistas.
 
Pese al estúpido y falso cliché mundial que nos ha pintado al mexicano como un indolente que se echa el sombrero sobre los ojos, para sestear o dormir la borrachera de tequila, el pueblo mexicano todavía tiene sangre en las venas, sangre hispana y beligerante. Así lo demostró en la primera mitad del siglo XX: desde 1926 a 1929 se desarrolló la guerra cristera, una auténtica epopeya de los elementos más indómitos del pueblo mexicano que se revolvieron en legítima defensa religiosa contra el gobierno del masón Plutarco Elías Calle, el mismo que pretendía aniquilar el catolicismo en México. La persecución religiosa estuvo servida y el martirio también: México antecedió a España en el martirio unos años por delante. Son muchos los frentes que se le han ido abriendo a México dentro de sí mismo, como a España también se le han ido abriendo. Lo único que explicaría la cadena de calamidades públicas que sufre México a lo largo de tanto tiempo, sin que parezca tener fin, no puede ser una casualidad. La intención no puede ocultársele a nadie con perspicacia: "algunos" (grupos de poder en la sombra, ajenos al catolicismo y a la hispanidad) temen que México, con todos sus recursos naturales y su población pujante, pueda levantarse y algún día liderar a las naciones hispanas de América. Partiendo de esta premisa, comprenderemos mejor que la historia mexicana más reciente esté empapada en sangre.
 
En sangre está inundado el estado de Chihuahua, donde se vienen produciendo desde 1993 a hoy las extrañas desapariciones de mujeres y adolescentes de 15 a 25 años: son las víctímas femeninas de Ciudad Juárez. Jóvenes, casi niñas, raptadas, torturadas, violadas y asesinadas con una clara finalidad ritualística en sus verdugos, lo que pone el más siniestro e inquietante sello a este genocidio que incluso ha merecido la atención de organismos mundiales.
 
Pero hay más. Desde el año 2006 viene produciéndose una guerra abierta entre el narcotráfico y lo más sano de las fuerzas de seguridad y orden  público. Sin embargo, en el año 2012 fue menester que resurgieran los Grupos de Autodefensa Comunitaria, especie de milicias ciudadanas que tomando las armas se defienden de la extorsión y los abusos que imponen, con una pavorosa impunidad, los poderosos cárteles del narcotráfico.
 
El 4 de marzo de 2014 caía abatido a tiros Nazario Moreno González (1970-2014), conocido como "El Chayo", líder de una de las sociedades criminales del narcotráfico: los llamados "Caballeros Templarios". Los negocios de Nazario no se reducían al mercadeo de drogas, también se le relacionó con una red de tráfico de órganos y se sabe que, bajo su liderazgo, se llegaron a realizar horribles rituales caníbales en los que se ingería el corazón de los niños que eran secuestrados y sacrificados.
 
Hoy, 10 de mayo, el gobierno federal pretende desmantelar las Autodefensas de Michoacán. Parece que las milicias armadas que combaten el narcotráfico se resisten a desarmarse, pues son conscientes del riesgo que ello entraña al quedar desamparadas. Uno de sus miembros ha declarado: "¿Usted cree que las vamos a entregar y guardar? Dese una vuelta por el pueblo y díganos cuántos federales y policías ve, si las entregamos Los Templarios u otros van a llegar y nos van a matar".
 
México tiene que saber que en España sentimos como nuestra su lucha contra los enemigos internos que obstaculizan su paz y su grandeza.
 

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