RAIGAMBRE

Revista Cultural Hispánica

domingo, 8 de mayo de 2016

COLÓN NO ERA DE HUELVA





Por Antonio Moreno Ruiz
Historiador y escritor 

Vive Dios que me cuesta la propia vida escribir este artículo, pero por causa de fuerza mayor, me veo obligado a hacer tal cosa.

Sobre los orígenes de Colón, se ha dicho un poco de todo: A la tradicional hipótesis de que era genovés, se le añade gallego, portugués, judío, catalán, mallorquín, francés, griego… Y qué se yo más. Aunque hay gente que pretendiera, asimismo, que Colón fuera de Huelva. Como si Huelva fuera una suerte de provincia ancestral y por supuesto separada de Sevilla por los siglos de los siglos amén. Cualquier ocasión puede ser válida para, desde una perspectiva “provincialista”, atacar a otra provincia. Y más si se trata de Sevilla. Que no digo que no haya en Sevilla gente que, asimismo, también se meta con otras provincias. Y así sucesivamente.

Pues bien, al final, esto es como todo: La realidad histórica siempre desmiente los histerismos y las ignorancias contemporáneas.

A saber:

-No existió una provincia de Huelva en Tartessos, ni en la Bética romana, ni en el emirato/califato o taifas musulmanas.

-Cuando en el siglo XIII el rey Fernando III el Santo reconquistó para la Cristiandad hispánica los territorios denominados como “reynos del Andaluzía”, éstos los reinos de Sevilla, Córdoba y Jaén. El reino de Sevilla abarcaba las actuales provincias de Sevilla, Huelva y Cádiz, así como parte del sur de la actual provincia extremeña de Badajoz. Las “marcas” de Algeciras y Gibraltar quedaron en una suerte de “dominio confuso” hasta que en el siglo XIV fueron detenidas las últimas tentativas musulmanas llegadas del norte de África a través de los benimerines; quedando, asimismo, estas “marcas” bajo la administración del reino de Sevilla.

Y por supuesto, los “reynos del Andaluzía” se encuadraban en la Corona de Castilla.

No sabemos a ciencia cierta el origen de Cristóbal Colón, pero sí sabemos que cuando zarpó del puerto de Palos de la Frontera, la provincia de Huelva no existía. Colón zarpó de un puerto del reino de Sevilla. Sanlúcar de Barrameda, otro puerto importantísimo para la ruta americana, también pertenecía al mismo reino.

-No es hasta el año 1833 cuando la administración española, dirigida por el ministro Javier de Burgos, cambia al sistema de provincias, eliminando las demarcaciones tradicionales.

No hay que olvidar que, en ese año, contra la ley, el liberalismo se impuso en el poder por la vía golpista, ayudado por el imperio británico, la Francia orleanista y mercenarios belgas.

Javier de Burgos, natural de Motril, llevó mucho más allá las intendencias borbónicas del siglo XVIII y suprimió la división tradicional en reinos, señoríos, etc.; siendo en el sur las más perjudicadas -con diferencia Sevilla- y Granada. Así como Sevilla abarcaba Sevilla, Huelva, Cádiz y parte de Badajoz, Granada abarcaba Granada, Málaga y Almería. Las medidas del ministro liberal, lejos de agilizar o facilitar la administración, desordenaron a un país exhausto, creando problemas y divisiones artificiales donde nunca había habido eso; donde nunca había hecho falta.

Lejos de la supuesta “primacía” sevillana con la que se obsesionan algunos, Sevilla fue muy perjudicada desde el siglo XIX, al igual que Castilla la Vieja lo será especialmente en 1978, con el régimen de las autonomías; desastre similar al que provocó el liberalismo isabelino en su día.

Por cierto que hasta Javier de Burgos, Granada no formaba parte de Andalucía. Reiteramos: Los “reynos del Andaluzía” eran Sevilla, Córdoba y Jaén. Del siglo XIII al siglo XIX. Aunque en el siglo XVIII ya hay alguna referencia a “los cuatro reinos” en Andalucía, oficialmente no es sino hasta el XIX.

Así que la teoría de los que hablan de una supuesta “nación cultural milenaria andaluza” con el notario Blas/Ahmad Infante por bandera (1) caen en el mismo, ridículo y cateto yerro que los que piensan que Colón era de Huelva, o que Sevilla siempre ha sido la capital de Andalucía.

Lo que sí es un hecho es que durante seis siglos, onubenses y gaditanos fueron tan sevillanos como los trianeros. Como provincias apenas tenemos/tienen dos siglos.

-Asuman tirios y troyanos que en Sevilla no hay más “derby” que el Sevilla-Betis/Betis-Sevilla. Cuando sevillistas y béticos jugamos contra otros equipos del sur, no los consideramos “partidos especiales”. Son inventos recientes y de un canal que, curiosamente, se dice “andalucista”. Pero es ese mal llamado “andalucismo” (en verdad alandalusismo) el que ha creado las rivalidades que empezaron sus legítimos padres liberales.  Pero en Sevilla hay “derby” también en las familias, pues rara es la familia que no tiene su división en sevillistas y béticos. Hace años, un presidente que tuvo el Córdoba y que era conocido como “el Sandokan” hizo notar esto de una forma muy gráfica: “¿Cómo vamos a ser nosotros igual que los sevillanos, si el sevillano desde que está en el coño de su madre es del Betis o del Sevilla?” Y es que así es. “El Sandokan” lo decía poco más o menos como queja porque no veía mucha raigambre cordobesista en Córdoba. Y es que de verdad: No se entienden tantos insultos a Sevilla y tanto supuesto “provincialismo” cuando en el fútbol se ve que poco caso se le hace al equipo de la provincia y muchos a otros de Despeñaperros para arriba.

Por supuesto que cada uno puede ser del equipo que quiera, pero en cuestión de odios y fijaciones, hay cosas que no cuadran.

 ¿”Rivalidad histórica”? Al contrario: Nos une mucho más de lo que nos separa. Con o sin fútbol de por medio. Es el liberalismo y su epílogo “andalucista” el que nos ha enfrentado. Su nefasta herencia es la que amenaza con romper toda España.

Otrosí, tanta obsesión con Sevilla denota un complejo muy grotesco. Porque el que está seguro y orgulloso de su identidad ama, no odia. Por eso los nacionalismos resultan tan histéricos, mentirosos y ahistóricos. Por eso este “provincialismo” moderno y ramplón se le parece tanto.

Para remachar, he de recordar que yo soy de Bollullos de la Mitación, pueblo situado unos dieciséis kilómetros de la ciudad de Sevilla, y que a su vez, está a veintipocos kilómetros de pueblos que ya pertenecen a la provincia de Huelva. Pues bien, propongo un reto: Póngase a dos tipos que gusten mucho del “provincialismo” mamarracho, uno de la ciudad de Huelva y otro de la ciudad de Sevilla; y al frente, individuos de Chucena, Bollullos de la Mitación, Aznalcázar, Hinojos, Pilas, Villamanrique de la Condesa, Almonte, Carrión de los Céspedes, Villalba del Alcor o Rociana del Condado. Y a ver quién es capaz de distinguir quién pertenece a la provincia de Huelva o de Sevilla por su forma de hablar o comportarse.

Somos la misma gente. Asumámoslo. Querámonos. Y dejémonos de divisiones que nos han impuesto los enemigos de nuestro pueblo.

Por favor: Demasiados problemas importantes tenemos para andar con tamañas estupideces que parecen tonterías de niños chicos. Ya está bien. Que quien escribe esto es un aljarafeño que, lejos de su tierra, se muere de nostalgia por Granada. Y por Córdoba. Y que se siente más en casa con algunos pueblerinos de la actual provincia de Huelva que con ciertos sevillanos citadinos.





Imagen de es.globedia.com




NOTAS:

(1)Sobre el islamismo de Blas Infante en particular y el alandalusismo en general, recomendamos:




el andalucismo, ¿quinta columna del islam en la península? -





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